Yucatán: Garza rojiza, la única garza que habita solo en la costa
La garza rojiza es una especie costera que, a diferencia del resto de las garzas, su único hábitat es la costa; “sólo se encuentra en las zonas con cierto grado de salinidad, las otras especies pueden estar en agua dulce”, informó Ernesto Gómez Uc, coordinador del programa de conservación de aves en Pronatura Península de Yucatán.
Esta característica, exclusivamente costera, ha afectado su supervivencia, pues las actividades humanas en dicha región la impactan directamente, al grado de encontrarse entre las especies en peligro de extinción.
El especialista detalló que la estimación actual es que sólo quedan entre 5 mil y 7 mil ejemplares a nivel mundial, siendo un estimado de 800 parejas presentes en la Península de Yucatán.
En particular, habita en Sisal, Celestún, Progreso y Chuburná, siendo el primer lugar donde incluso llegan a anidar y el resto “como una zona de alimentación”.
Esta especie tiene color rojo muy distintivo en la cabeza y el pecho, por lo que puede distinguirse en el manglar, donde incluso llegan a tener sus zonas de anidación.
“Sus presiones y amenazas cada vez se van intensificando debido al aumento de las carreteras, por ejemplo […] Hay zonas que están siendo dañadas para poner casas, la contaminación también es un importante factor para que la especie tenga amenazas constantes”.
Cuando las zonas de manglar y/o ciénega dejan de tener la calidad de agua para mantener a los peces que son su alimento, la garza rojiza corre peligro, expuso.
Preservar esta especie, es mantener la regulación de otras, indicó; además, es muy llamativa por su forma de pescar.
“Las otras garzas cuando van a pescar, permanecen inmóviles hasta que se acerca un pez, o van lo más quietas posibles; en cambio, esta especie persigue a los peces en las zonas bajas de agua”, por esta razón, en Campeche suelen llamarle ‘garza borracha’ o ‘garza loca’.
“Es un espectáculo verla, puede ser una especie llamativa para la observación de aves”, se le puede observar en solitario o en grupo.
Para el cuidado de esta, y todas, las especies, resaltó que es fundamental cuidar el ambiente, pues un hábitat saludable permite su supervivencia. “Hay muchas cosas que podemos hacer como sociedad, una de ellas es empezar a disfrutar de las aves en el medio natural, observarlas y aprender de ellas”.
Cuidar el hábitat, subrayó, no es solamente evitar tirar basura directamente en la playa, sino también cambiar estilos de vida en el propio hogar: apagar la luz cuando no la necesitas, cambiar la forma de consumo.
“Cuando vayamos a la playa, no sólo es disfrutar de un buen baño o una buena comida, también hay otras actividades como la observación de la naturaleza, la contemplación”.
A las autoridades, las llamó a realizar actividades de restauración del ambiente.
“Debe haber una forma de regulación de todas estas actividades que especulan con la tierra”; los flujos hidrológicos interrumpidos, provocan la muerte del manglar, por lo que es imprescindible evitarlo y restaurar donde ya ha ocurrido.