noviembre 15, 2024

Variante Delta de COVID hace urgente el proceso de vacunación

El aumento de la peligrosa variante Delta de COVID-19 agrega al esfuerzo de vacunación un nuevo sentido de urgencia.

Esta variante se está extendiendo a gran velocidad. Ya es la cepa dominante en India, Reino Unido y Singapur, y tiene presencia en más de 80 países.

Si bien, representa solo cerca del 10 por ciento de los casos de COVID-19 en Estados Unidos hasta ahora, se prevé que esta proporción aumentará.

También hay evidencia de que la variante puede causar una enfermedad más grave. Datos de Reino Unido sugieren que las personas que la contraen tienen el doble de probabilidades de ser hospitalizadas que las que se contagiaron con una forma previa del coronavirus.

Lo que salva es que las vacunas mantienen a las personas seguras. Aquellos que han recibido dos dosis de la vacuna Pfizer, por ejemplo, están protegidos en un 88 por ciento de la variante Delta. Pero aquellos que solo han recibido la primera dosis están protegidos apenas en un 33 por ciento y, por supuesto, los no vacunados son completamente vulnerables.

Sin duda, Delta se desarrollará con fuerza en lugares donde la mayoría de la gente no ha sido vacunada.

Esto hace que sea más urgente que nunca expandir la vacunación. Hasta ahora, líderes del sector de la salud pública y muchos empresarios han intentado persuadir, explicando pacientemente los beneficios de la vacunación, regalando hamburguesas y donas, organizando loterías con grandes premios y enviando unidades móviles de vacunación a vecindarios desatendidos.

Gracias en parte a estos esfuerzos, 65 por ciento de los adultos estadounidenses han recibido al menos una dosis. Pero este porcentaje debe crecer.

Se cree que al menos 70 por ciento de la población necesita estar completamente vacunada para mantener bajas las tasas de infección sin otras restricciones sociales. En este punto, se necesitan medidas más estrictas.

Por ejemplo, las principales ligas deportivas tienen razón en exigir pruebas de vacunación a los asistentes a los juegos, y también al realizar una prueba a los que no están vacunados y exigir que se sienten en secciones especiales.

Las universidades también deben asegurarse de que sus estudiantes y profesores estén vacunados.

Las empresas deben comenzar a ejercer su autoridad para exigir que los empleados se vacunen antes de ingresar al lugar de trabajo, como algunos ya han dicho que lo harán.

Es lógico, las personas no vacunadas representan un peligro para otras personas que tampoco están vacunadas. En lugar de poner en riesgo a los empleados, las empresas deberían restringir el acceso a la oficina para que solo puedan ir aquellos que están protegidos.

Los hospitales y otros centros de salud tienen la responsabilidad de garantizar que sus trabajadores estén vacunados.

Lamentablemente, en Estados Unidos varios estados han obstaculizado estos esfuerzos. Una nueva ley en Texas tiene el alcance de negar contratos estatales a aquellas empresas que exigen que sus clientes estén vacunados y amenaza con retirar los permisos de operación.

En Florida, donde la ley estatal prohíbe a escuelas, empresas y agencias gubernamentales exigir pruebas de inoculación contra el COVID, el gobernador Ron DeSantis se ha negado a otorgar una exención incluso a operadores de cruceros, quienes difícilmente pueden asegurar a los pasajeros que están a salvo si no requieren la vacuna. Tal terquedad es tonta y peligrosa, más aun con la variante delta en aumento.

Los estados deben actuar en la dirección opuesta, emitiendo pasaportes de vacunación seguros y exigiendo que los estadios deportivos, salas de conciertos y otros lugares públicos mantengan reglas y restricciones especiales para los no vacunados.

Aunque las infecciones por COVID en Estados Unidos están a la baja hasta el punto en que parecen estar casi bajo control, la tasa de vacunación no es tan alta como debería ser. Hay muchas vacunas a disposición, ahora lo que la gente necesita son más razones para vacunarse.

Fuente: El Financiero