¿Por qué el 23 de abril es el Día Internacional del Libro?
El 23 de abril de cada año se celebra el Día Internacional del Libro, pues supuestamente ese día, pero de 1616, fallecieron tanto Miguel de Cervantes Saavedra como William Shakespeare, dos de los escritores más representativos de la lengua española e inglesa; sin embargo, es preciso hacer algunas precisiones al respecto.
El origen del Día del Libro
La idea de dedicar un día a la celebración del Libro fue del editor y escritor valenciano Vicente Clavel Andrés, que en 1923 fue elegido vicepresidente de la Cámara Oficial del Libro en Barcelona.
Clavel propuso el 7 de octubre -fecha en la que se dice nació Cervantes- para establecer este festejo. No obstante, el único registro que existe al respecto corresponde al día de su bautizo, que está fechado el 9 de octubre en 1957. Debido a que en España la costumbre era bautizar a los niños al poco tiempo de su nacimiento, se estableció como fecha probable de su nacimiento el 7 de octubre.
Por medio de un decreto en 1926 surgió la “Fiesta del Libro Español”. Su objetivo era difundir y enaltecer al libro, valiéndose de iniciativas como la venta de ejemplares en las calles, el otorgamiento de descuentos del 10% y el ofrecimiento de ayuda económica a las personas que desearan abrir bibliotecas.
Aunque en la práctica la idea fue un fracaso, el Día del Libro quedó establecido de forma permanente. Los primeros cuatro años se celebró el 7 de octubre y para 1930 se cambió al 23 de abril, cuando murió Cervantes. En teoría esta fecha estaba mejor documentada, además de que abril es un mes que se presta más para la realización de eventos populares y coincide con la muerte de William Shakespeare.
¿Shakespeare y Cervantes nacieron el mismo día?
Establecer el Día del Libro el mismo día en el que murieron dos de los más grandes autores de todos los tiempos parece una gran idea, aunque en honor a la verdad, ni Shakespeare ni Cervantes murieron el 23 de abril de 1616.
Después de publicar “El Quijote”, Cervantes empezó a trabajar en “Los trabajos de Persiles y Sigismunda”, su última novela. Para ese momento el autor llevaba muchos años enfermo de diabetes y casi no podía moverse. Desde el invierno de 1615 ya no salió de su hogar y falleció en medio de la miseria.
Los expertos coinciden en que su muerte tuvo lugar el 22 de abril por la noche, pero fue enterrado un día después y esa fue la fecha que quedó inscrita en su sepulcro, dando origen a la confusión.
En cuanto a Shakespeare, una versión afirma que murió por la fiebre que le provocó una ingesta alcohólica, otros atribuyen su deceso al cáncer. En lo que todos coinciden es que efectivamente, murió el 23 de abril, pero del calendario juliano.
En 1582, por una reforma a nivel mundial se adoptó el calendario gregoriano, propuesto por el Papa Gregorio XIII para darle prioridad a las efemérides litúrgicas y buscar una mayor aproximación con el año trópico.
Los ingleses no adoptaron este calendario hasta 1752, por lo que, al hacer el ajuste de fechas, el escritor realmente falleció el 3 de mayo de 1616.
Una celebración mundial
Aún con estas imprecisiones, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) decretó en 1995 la celebración en todo el orbe del “Día Mundial del Libro y el Derecho de Autor”.