noviembre 15, 2024

La clase media: el último enemigo de López Obrador

Los resultados electorales han colocado en la diana del presidente a un amplio estrato social, el 40% del país, que ha comenzado a darle la espalda. ¿Cálculo o simple manifestación de enojo?

Cada mañana, una batalla. Andrés Manuel López Obrador siempre ha hecho de la confrontación y de la campaña permanente su caja de herramientas para vivir la política. La guerra de trincheras le trajo éxitos electorales en una sociedad deseosa de cambio y harta de la corrupción y gracias a esa estrategia mantiene el pulso con los que considera sus adversarios desde la tribuna de sus conferencias de prensa matutinas. Los resultados de las elecciones del 6 de junio llevaron al presidente de México a señalar a un nuevo enemigo: la clase media. Morena, el partido oficialista, amplío su poder territorial, pero se dejó por el camino más de tres millones de votos desde 2018. La caída se tradujo, en esencia, en la pérdida de cuatro alcaldías de Ciudad de México y en una mayoría holgada en la Cámara de Diputados, aunque por debajo de las expectativas del mandatario. Y en su opinión, los culpables pertenecen a un amplio sector de la población, sobre todo urbana.

López Obrador eligió también en esta ocasión el cuerpo a cuerpo directo. En lugar de inclinarse por acercarse a esos ciudadanos y entender su malestar, se fue por el camino opuesto, llegando incluso a referirse a ellos sin medias tintas y en términos agraviantes. “Hay un sector de la clase media que siempre ha sido así, muy individualista, que le da la espalda al prójimo, aspiracionista, que lo que quiere es ser como los de arriba y encaramarse lo más que se pueda, sin escrúpulos morales de ninguna índole, partidarios de que el que no transa, no avanza. Es increíble cómo apoyan a Gobiernos corruptos, increíble”, manifestó esta semana. Para el presidente, esas franjas de electores, con formación académica media o alta, son los que más se informan a través de la prensa tradicional, otro de sus blancos favoritos, y miran con buenos ojos el trabajo de las organizaciones de llamada “sociedad civil”.

La descripción parece más una caricatura que una clasificación sociológica, pero en ella López Obrador pretende incluir a millones de mexicanos. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), clase media es cerca del 40% del país y se suele medir a partir de hábitos de consumo e ingresos, por ejemplo pertenecer a un hogar con al menos una computadora, que gasta en torno a 1.500 pesos al mes en comer fuera de casa y donde alguien cuenta con tarjeta de crédito. En cualquier caso, se trata de una construcción social, recuerda Francisco Abundis, director de la firma de análisis de opinión Parametria. “¿Hablamos de una forma de pensar o de salarios?”, se pregunta. En su opinión, lo interesante es lo que subyace a la actitud del presidente. Esto es, ¿es un cálculo o de una simple manifestación de enojo?

“No me parece la estrategia tenga mucho que ver con un cálculo político. Él está intentando persuadir, hablando de este perfil de ciudadano egoísta, poco solidario. Pero está también cuestionando las aspiraciones del promedio de los mexicanos. Está abarcando a una gran cantidad de gente y es allí donde está sobreestimando su capacidad de persuasión”, señala Abundis. “Está molesto con los resultados por un lado, y por otro cree que puede convencer con ese discurso, ya que lo ha hecho con muchos otros. Pero aquí creo que su alcance es algo más limitado”.

Este experto en mediciones cree que más que fijarse en un segmento de la población, los resultados de las elecciones del 6 de junio hablan de una tendencia. “La gente de más ingresos y estudios que en 2018 votó por él, ya no está votando por él, sino por el PAN”. Así ha ocurrido, por ejemplo, en la capital. Para Santiago Rodríguez, director de SIMO Consulting, los resultados electorales de Morena son consecuencia de los reiterados enfrentamientos del mandatario con, por ejemplo, el movimiento feminista, y ahora también con la clase media.

Fuente: EL PAÍS