noviembre 15, 2024

‘El juego del calamar’, un reflejo de la realidad de Corea del Sur en Netflix

En las calles de Seúl, los taxis, autobuses y espectaculares en zonas como Itaewon están brandeados con el rostro de los protagonistas del más reciente éxito de Netflix: El juego del calamar.

La sensación es tal en Corea y en el resto del mundo, que el coCEO de la plataforma de streaming, Ted Sarandanos, aclaró que pudiera convertirse en el proyecto más exitoso, ya que a tan solo un mes de haberse lanzado se ha colocado en el número uno en diferentes países.

En la estación de Itaewon, Netflix Korea decidió promocionar la serie recreando los juegos, aunque tuvieron que cerrarlos anticipadamente por el número de asistentes.

¿Cómo es que una serie surcoreana traspasó fronteras y está conquistando las pantallas de los mexicanos y del resto del mundo?

El juego del calamar es una serie de supervivencia que cuenta la historia de un grupo de deudores, 456 en total, quienes son invitados a participar en una ronda de seis juegos de niños, nada infantiles ni indefensos, por cierto, en el que solo existe un ganador. El premio, la oportunidad de pagar sus deudas con una nada despreciable cantidad de 45.6 mil millones de wons (casi 800 millones de pesos).

A través de nueve capítulos, este drama coreano –como se le denominan a las series hechas en este país– juega con los elementos ya característicos de estas producciones: comedia, drama, tragedia y, al mismo tiempo, una dura crítica a la realidad. Nos sumerge en una historia cruel y sangrienta no tan alejada de lo que se vive en carne propia en un país en el que se compite y se vive bajo la cultura del pali, pali (con prisa, rápidamente).

Espejo de la realidad

Hay varios temas que maneja la serie y que son un reflejo y una crítica de la sociedad, como las diferencias entre las clases sociales, que vimos también en la multipremiada cinta Parásitos; la competitividad, el poder adquisitivo que marca una brecha entre la gente con poder y la que vive endeudada, que recurre a prestamistas y apuestas –que en Corea están prohibidas–, así como el hecho de pagarlos con sus propios órganos.

Young Doo Park, director del Centro Cultural Coreano en México compartió: “Están retratados perfectamente los personajes con las problemáticas actuales como discriminación de género, adultos mayores, personas con discapacidad, inmigrantes, y que el mundo gira alrededor del dinero, el capitalismo”.
Y aunque parte de la ficción tiene su toque de realidad, el director y creador de la serie, Hwang Dong-hyuk, decidió escribir una historia en la que incluyó muchos elementos de su infancia, principalmente los juegos populares de la década de los 70 y 80, así como diversos aspectos culturales que nos hacen comprender a la sociedad surcoreana, como es el tema de la competitividad y el estrés que conlleva.

El director muestra cómo incluso en un país de primer mundo se tiene que lidiar con diversos problemas; son los jóvenes, las mujeres y las personas con poco poder adquisitivo quienes padecen más con ello.

La serie también aborda temas como los inmigrantes que son reclutados para trabajar en las fábricas en las afueras de Seúl, así como la represión policial.

Es un hecho que, gracias a la llegada de Netflix a Corea, que este año invirtió 500 millones de dólares en contenido de este país, abrió una puerta que quizás debió de haberse mostrado antes, y que hoy llega en el mejor momento del K-pop y de la cultura coreana que está siendo atractiva para el público global.

Las 5 cosas que hay que saber

El juego del calamar existe y fue muy popular en la infancia del director. Decidió usar varios juegos fáciles para que la serie también conectara con la audiencia global.

Las series surcoreanas llevan más de dos décadas en la industria, en estas hay varios actores reconocidos, como el protagonista, Lee Jung Jae, Goon Yoo (Train to Busan) y el actor Lee Hyun Byu (Los 7 magníficos).

No es la primera vez que un drama coreano se posiciona en el Top 10 de Netflix en diversos países. Hay otras series como Itaewon Class, Vincenzo, Aterrizaje de emergencia en tu corazón y Love Alarm.

Otras producciones del director Hwang Dong-hyuk que vale la pena ver son Silenced y The Fortress.

La historia se escribió en 2008, y nació de las dificultades económicas del director; decidió hacer una serie con un toque de sátira de la sociedad surcoreana. Se inspiró también en mangas y novelas del género como Los juegos del hambre y Battle Royale.

Fuente: Milenio

En las calles de Seúl, los taxis, autobuses y espectaculares en zonas como Itaewon están brandeados con el rostro de los protagonistas del más reciente éxito de Netflix: El juego del calamar.

La sensación es tal en Corea y en el resto del mundo, que el coCEO de la plataforma de streaming, Ted Sarandanos, aclaró que pudiera convertirse en el proyecto más exitoso, ya que a tan solo un mes de haberse lanzado se ha colocado en el número uno en diferentes países.

En la estación de Itaewon, Netflix Korea decidió promocionar la serie recreando los juegos, aunque tuvieron que cerrarlos anticipadamente por el número de asistentes.

¿Cómo es que una serie surcoreana traspasó fronteras y está conquistando las pantallas de los mexicanos y del resto del mundo?

El juego del calamar es una serie de supervivencia que cuenta la historia de un grupo de deudores, 456 en total, quienes son invitados a participar en una ronda de seis juegos de niños, nada infantiles ni indefensos, por cierto, en el que solo existe un ganador. El premio, la oportunidad de pagar sus deudas con una nada despreciable cantidad de 45.6 mil millones de wons (casi 800 millones de pesos).

A través de nueve capítulos, este drama coreano –como se le denominan a las series hechas en este país– juega con los elementos ya característicos de estas producciones: comedia, drama, tragedia y, al mismo tiempo, una dura crítica a la realidad. Nos sumerge en una historia cruel y sangrienta no tan alejada de lo que se vive en carne propia en un país en el que se compite y se vive bajo la cultura del pali, pali (con prisa, rápidamente).

Espejo de la realidad

Hay varios temas que maneja la serie y que son un reflejo y una crítica de la sociedad, como las diferencias entre las clases sociales, que vimos también en la multipremiada cinta Parásitos; la competitividad, el poder adquisitivo que marca una brecha entre la gente con poder y la que vive endeudada, que recurre a prestamistas y apuestas –que en Corea están prohibidas–, así como el hecho de pagarlos con sus propios órganos.

Young Doo Park, director del Centro Cultural Coreano en México compartió: “Están retratados perfectamente los personajes con las problemáticas actuales como discriminación de género, adultos mayores, personas con discapacidad, inmigrantes, y que el mundo gira alrededor del dinero, el capitalismo”.
Y aunque parte de la ficción tiene su toque de realidad, el director y creador de la serie, Hwang Dong-hyuk, decidió escribir una historia en la que incluyó muchos elementos de su infancia, principalmente los juegos populares de la década de los 70 y 80, así como diversos aspectos culturales que nos hacen comprender a la sociedad surcoreana, como es el tema de la competitividad y el estrés que conlleva.

El director muestra cómo incluso en un país de primer mundo se tiene que lidiar con diversos problemas; son los jóvenes, las mujeres y las personas con poco poder adquisitivo quienes padecen más con ello.

La serie también aborda temas como los inmigrantes que son reclutados para trabajar en las fábricas en las afueras de Seúl, así como la represión policial.

Es un hecho que, gracias a la llegada de Netflix a Corea, que este año invirtió 500 millones de dólares en contenido de este país, abrió una puerta que quizás debió de haberse mostrado antes, y que hoy llega en el mejor momento del K-pop y de la cultura coreana que está siendo atractiva para el público global.

Las 5 cosas que hay que saber

El juego del calamar existe y fue muy popular en la infancia del director. Decidió usar varios juegos fáciles para que la serie también conectara con la audiencia global.

Las series surcoreanas llevan más de dos décadas en la industria, en estas hay varios actores reconocidos, como el protagonista, Lee Jung Jae, Goon Yoo (Train to Busan) y el actor Lee Hyun Byu (Los 7 magníficos).

No es la primera vez que un drama coreano se posiciona en el Top 10 de Netflix en diversos países. Hay otras series como Itaewon Class, Vincenzo, Aterrizaje de emergencia en tu corazón y Love Alarm.

Otras producciones del director Hwang Dong-hyuk que vale la pena ver son Silenced y The Fortress.

La historia se escribió en 2008, y nació de las dificultades económicas del director; decidió hacer una serie con un toque de sátira de la sociedad surcoreana. Se inspiró también en mangas y novelas del género como Los juegos del hambre y Battle Royale.

Fuente: Milenio

La serie que está rompiendo récords de la plataforma, escrita en 2008, sumerge en una historia cruel no tan alejada de lo que se vive en ese país

En las calles de Seúl, los taxis, autobuses y espectaculares en zonas como Itaewon están brandeados con el rostro de los protagonistas del más reciente éxito de Netflix: El juego del calamar.

La sensación es tal en Corea y en el resto del mundo, que el coCEO de la plataforma de streaming, Ted Sarandanos, aclaró que pudiera convertirse en el proyecto más exitoso, ya que a tan solo un mes de haberse lanzado se ha colocado en el número uno en diferentes países.

En la estación de Itaewon, Netflix Korea decidió promocionar la serie recreando los juegos, aunque tuvieron que cerrarlos anticipadamente por el número de asistentes.

¿Cómo es que una serie surcoreana traspasó fronteras y está conquistando las pantallas de los mexicanos y del resto del mundo?

El juego del calamar es una serie de supervivencia que cuenta la historia de un grupo de deudores, 456 en total, quienes son invitados a participar en una ronda de seis juegos de niños, nada infantiles ni indefensos, por cierto, en el que solo existe un ganador. El premio, la oportunidad de pagar sus deudas con una nada despreciable cantidad de 45.6 mil millones de wons (casi 800 millones de pesos).

A través de nueve capítulos, este drama coreano –como se le denominan a las series hechas en este país– juega con los elementos ya característicos de estas producciones: comedia, drama, tragedia y, al mismo tiempo, una dura crítica a la realidad. Nos sumerge en una historia cruel y sangrienta no tan alejada de lo que se vive en carne propia en un país en el que se compite y se vive bajo la cultura del pali, pali (con prisa, rápidamente).

Espejo de la realidad

Hay varios temas que maneja la serie y que son un reflejo y una crítica de la sociedad, como las diferencias entre las clases sociales, que vimos también en la multipremiada cinta Parásitos; la competitividad, el poder adquisitivo que marca una brecha entre la gente con poder y la que vive endeudada, que recurre a prestamistas y apuestas –que en Corea están prohibidas–, así como el hecho de pagarlos con sus propios órganos.

Young Doo Park, director del Centro Cultural Coreano en México compartió: “Están retratados perfectamente los personajes con las problemáticas actuales como discriminación de género, adultos mayores, personas con discapacidad, inmigrantes, y que el mundo gira alrededor del dinero, el capitalismo”.
Y aunque parte de la ficción tiene su toque de realidad, el director y creador de la serie, Hwang Dong-hyuk, decidió escribir una historia en la que incluyó muchos elementos de su infancia, principalmente los juegos populares de la década de los 70 y 80, así como diversos aspectos culturales que nos hacen comprender a la sociedad surcoreana, como es el tema de la competitividad y el estrés que conlleva.

El director muestra cómo incluso en un país de primer mundo se tiene que lidiar con diversos problemas; son los jóvenes, las mujeres y las personas con poco poder adquisitivo quienes padecen más con ello.

La serie también aborda temas como los inmigrantes que son reclutados para trabajar en las fábricas en las afueras de Seúl, así como la represión policial.

Es un hecho que, gracias a la llegada de Netflix a Corea, que este año invirtió 500 millones de dólares en contenido de este país, abrió una puerta que quizás debió de haberse mostrado antes, y que hoy llega en el mejor momento del K-pop y de la cultura coreana que está siendo atractiva para el público global.

Las 5 cosas que hay que saber

El juego del calamar existe y fue muy popular en la infancia del director. Decidió usar varios juegos fáciles para que la serie también conectara con la audiencia global.

Las series surcoreanas llevan más de dos décadas en la industria, en estas hay varios actores reconocidos, como el protagonista, Lee Jung Jae, Goon Yoo (Train to Busan) y el actor Lee Hyun Byu (Los 7 magníficos).

No es la primera vez que un drama coreano se posiciona en el Top 10 de Netflix en diversos países. Hay otras series como Itaewon Class, Vincenzo, Aterrizaje de emergencia en tu corazón y Love Alarm.

Otras producciones del director Hwang Dong-hyuk que vale la pena ver son Silenced y The Fortress.

La historia se escribió en 2008, y nació de las dificultades económicas del director; decidió hacer una serie con un toque de sátira de la sociedad surcoreana. Se inspiró también en mangas y novelas del género como Los juegos del hambre y Battle Royale.

Fuente: Milenio