septiembre 29, 2024

Desesperación en la frontera de Chiapas

Personas en movilidad humana que buscan regularizarse bajo las leyes migratorias de México se enfrentaron contra elementos de la Guardia Nacional en las oficinas del Instituto Nacional de Migración (INM) en Tapachula, Chiapas, ante la falta de respesta a sus trámites.
Desde hace varias semanas, las protestas contra las autoridades migratorias han puesto los ojos del mundo, de nueva cuenta, en la frontera sur de México. De manera pacífica, incluso costurándose los labios, son las formas en que pidieron ser atendidas.
Pero este martes la desesperación invadió a los migrantes. Al parecer, encontraron sus documentos tirados como basura a las afueras de las oficinas de regulación migratoria, situación que desató inconformidad, luego empujones, rompieron el cerco de seguridad y, después, comenzó la trifulca.
Elementos de la Guardia Nacional con equipos antimotines intentaron intimidar a la turba enardecida de origenarios de Haití y África, principalmente: lanzaron piedras a los uniformados, mientras éstos respondieron con gas lacrimógeno.
En los videos se observa que la Guardia Nacional regresaba las pedradas a los migrantes que no tenían ningún tipo de protección. De acuerdo a las organizaciones de la sociedad civil, varias personas resultaron con lesiones leves.
Para Irineo Mujica Arzate de Pueblo Sin Fronteras, las personas en contexto de movilidad no confían en las autoridades mexicanas que buscan cansarlos sin respetar acuerdos internacionales ni la propia Ley de Migración.
“No hay ninguna intención de resolverles y nada más los engañan. Esta frustración se está llevando con actos de violencia, mientras el INM no realiza un solo acto para cambiar la situación”. Mientras, más personas siguen llegando a la frontera, incluso las que fueron deportadas días antes.
Para Mujica Arzate, la Guardia Nacional debería tener acciones para calmar los ánimos y no responder con provocaciones, pues la autoridad tiene desventaja en número de elementos.

NIÑEZ EN SITUACIÓN DE CALLE

En Tapachula los albergues están rebasados y no tienen apoyo de las instancias gubernamentales, “la mayoría de las personas que están ingresando a México por esta frontera están en situación de calle, incluyendo la niñez”.
Hace una semana Pueblo Sin Fronteras y el Centro de Dignificación Humana, interpusieron alrededor de mil amparos para que los solicitantes de asilo no sean detenidos mientras esperan el trámite.
“Pero migración no respeta ni estos amparos” y los extranjeros son detenidos y deportados violando sus derechos humanos y el derecho a la protección internacional.
Al respecto, el defensor de los derechos humanos, Luis García Villagrán, considera que la representante en Chiapas del INM, Paola López Rodas, tiene tácticas de contención migratoria más agresivas.
“Es una persona dura, no le importa si hay menores de edad”.
La mayoría de las familias con niñas, niños y adolescentes, duermen en los parques como el Bicentenario, donde consideran que se encuentran por lo menos 300 personas en espera de respuestas a sus trámites migratorios.
Ambos defensores coinciden en que ni la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) ni el INM tienen la capacidad para atender a cientos de personas que diariamente hacen fila, solo en esta ciudad: Tapachula.
Para el proceso del trámite deben esperar hasta cinco meses y en caso de que les otorguen el asilo, aplazan la estancia hasta un año para acceder, “y la ley no dice eso”, insiste Mujica.
Aguardan estos protocolos sin oportunidades laborales, sin vivienda y sin acceso a la salud, a pesar de ser un derecho, pues les piden una CURP que les entregan en otro lapso de cinco meses.
“La ley no se respeta, ni las armonizaciones. Solo las plasman en papel y ahí se quedan. Para este nuevo gobierno la ley es selectiva, saben qué usar y qué no; y esto se convierte en un infierno”, insiste Irineo Mujica.
Por lo pronto consideran que no es momento para una nueva caravana de migrantes, pues en tiempo electorales, la población en movilidad será utilizada con fines políticos, incluso en Estados Unidos.